lunedì 22 dicembre 2014
ORE OTTO, LEZIONE DI MORALE
Il passato, il nostro passato non è tutto da buttare, da cancellare. Anzi, da riscoprire e tramandare. Vi sono, infatti, da salvaguardare taluni valori e comportamenti fondanti della convivenza civile e solidale. Come questa "lezione di morale" che estrapoliamo dal "diario" della maestra Prospera Vinti che, nel 1914, insegnava presso la scuola elementare di Ioppolo, piccolo borgo contadino povero della provincia di Agrigento.
Dalla lettura del testo si rilevano sensibilità, diligenza e comnpetenza davvero spiccate.
Sicuramente, vi saranno stati altri insegnanti di pari talento di cui, purtroppo, non abbiamo riscontro documentale.
La maestra Vinti compilò il "Diario" didattico per la "2 classe mista" di Ioppolo per l'anno scolastico 1913-1914.
Un documento rarissimo, di grande pregio didattico e culturale, che rende l'idea dei programmi di un secolo fa e della cura intelligente che metteva il corpo insegnante nell'applicarli.
Il Diario è stato trovato, e salvato, da Ilona Laky qualche decennio fa. Abbiamo pensato di darne notizia, sperando d'incontrare l'interesse di quanti hanno a cuore le sorti della scuola pubblica e l'avvenire dei nostri bambini e giovani studenti. Oltre al frontespizio, ci è parso significativo (in tempi di bullismo) pubblicare lo schema preparatorio della "lezione di morale" di sabato 6 febbraio 1914.
Con i migliori Auguri per le prossime Festività.
Ilona Laky e Agostino Spataro
Ioppolo Giancaxio 22 dic. 2014.
lunedì 8 dicembre 2014
EL HOMBRE QUE LLEVÓ EL CINE A GIANCAXIO por Agostino Spataro
por Agostino Spataro
Una introducción necesaria
Días atrás (el 11 de abril de 2012), los
periódicos locales publicaron en primera plana la noticia del arresto, en
Puerto Empédocles, de un peligroso prófugo descubierto por la policía, dentro
de un hueco de su propia habitación luego de diez meses de búsquedas, aún en el
extranjero.
Vale decir: el prófugo no se había alejado
jamás de su casa.
Sucede. Especialmente con los grandes prófugos
mafiosos y de la camorra.
Por este motivo, uno espera que haya sido descubierto un
peligroso jefe del crimen organizado.
En cambio… del hueco salió Armandino Lo
Cascio, convertido en fugitivo a causa de una condena por “stalking”, o sea,
por causar molestias a una señora.
Desconociendo los términos de esta triste
historia, no deseo entrar en el ámbito de las investigaciones y sus relativos
procesos, confiando hasta prueba contraria, en el trabajo de las fuerzas del
orden y en el prudente juicio de los magistrados.
Sin embargo, confieso que me resulta
problemático ver en el rol de un acosador maníaco a aquel muchachito delgado y
un poco introvertido que conocí a mitad de los años cincuenta como el hijo y
colaborador del hombre que llevó el cine a Joppolo Giancaxio, mi pueblo.
Obviamente, tales cualidades no lo absuelven
de los eventuales errores cometidos en los años posteriores.
Sin embargo, entre el hecho actual (del cual
es víctima una señora de bien) y sus antepasados no existe ningún lazo.
Si a los Lo Cascio los recuerdo es sólo por su
valor humano, evocativo, y también para hablar de los retorcidos caminos por
los que pueden tomar nuestras vidas.
Lo que me presiona es evidenciar el aporte
cultural que mediante el cine, la familia Lo
Cascio dio a la pobre vida cotidiana del pueblo.
El cine, de hecho, abrió de a poco las puertas
de un mundo para nosotros desconocido, fascinante, que se desarrollaba entre el
sutil límite de la realidad y la fantasía.
Por esto fui a desempolvar este apunte que publico,
todavía como borrador, en mi blog montefamoso.blogspot.com:
1... Me cruzo con el señor Gianni mientras baja por la calle Atenea del
brazo de su mujer, la
señora Tanina.
Los veo después de muchos años. Son dos
viejitos todavía en forma, hijos de otros tiempos.
Nuestra generación, la primera de la segunda
posguerra, estaba entre la época pasada y la que recién comenzaba. Entre una
Italia campesina, provincial y fascista y la Italia democrática del milagro económico; de la
escuela secundaria y de las comunicaciones de masa.
En el fervor de aquellos años, muchos, los más
ancianos, se quedaron en la época anterior, mientras que los más jóvenes
probaron de superarla, algunos hasta buscando suerte en el extranjero.
También a los pequeños pueblos rurales llegaron,
lentos y desfigurados, los ecos y las herramientas de la vida nueva.
El cine, por ejemplo, del cual nos ocuparemos
en este texto, llegó a Joppolo Giancaxio en 1954, sesenta años después de su
invención por parte de los hermanos Lumiére.
También éste atraído por el bienestar
repentino creado por la presencia de los norteamericanos de la Gulf Oil Company
que buscaban el “oro negro” en las vísceras arcillosas de Montefamoso.
Recuerdo esos dos años en los cuales nos
ilusionamos. Había trabajo para todos y por primera vez nuestros campesinos
tuvieron la oportunidad de ver un sobre que contenía sus salarios.
Con los salarios llegaron las radios y los
tocadiscos; y con ellos la música moderna y las noticias de lugares lejanos.
El petróleo atrajo juglares, ilusionistas y
vendedores de sueños y espejitos de colores.
Escena de “nueva frontera” que en poco tiempo
desapareció porque debajo de Montefamoso no se encontró petróleo si no un río
de aguas amargas.
Es verdad, fue sólo un espejismo, pero nos
hizo vivir nuestra porción de felicidad.
2... El cine lo trajo el señor Gianni Lo Cascio desde Palermo.
Llegó una tarde de septiembre a bordo de un
camioncito decorado con vírgenes y caballeros saracenos, que transportaba
apretados en la caja a una familia rubia y un montón de muebles junto con una
Vespa gris.
Eran el señor Gianni, su mujer Tanina y sus
dos hijos: Armando, flaco e introvertido; y Franco, gordo y expresivo.
Estábamos jugando descalzos en la plaza con
una pelota de trapos y en seguida corrimos a ver el camioncito del que por
último descargaron una caja grande de madera que trataban con mucho cuidado,
como si contuviese las reliquias de un santo.
Para frenar nuestra invasiva curiosidad, el
señor Gianni nos reveló el secreto: la caja contenía el aparato para montar un
cine.
“Les hemos traído el cine, el séptimo
arte” – exclamó. “¡Algo jamás visto en Giancaxio!”.
¡Cuánto tiempo pasó! Los juegos, los amores,
la gente, los rostros, los nombres, sobrenombres, los pueblos… todo desteñido,
esfumado. Sólo imágenes desenfocadas, figuras inciertas que se identifican por
lo que alguna vez fueron.
Para mí, los Lo Cascio son el cine y nada más.
Sobretodo el señor Gianni, el operador. No
logro imaginarlo de otra forma que no sea en su rol de operador. Es el hombre
de las maravillas, el que llevó el cine a Giancaxio.
Hoy, aquella sala, tomada por un depósito, no
existe más. Fue demolida con el resto de la casa, donde vivían los Lo Cascio,
para crear un pasaje hacia algunos terrenos edificables de otra forma
inaccesibles.
Una herida en el pueblo que algún chistoso del
municipio se atrevió a llamar calle Empédocles.
Tal vez para establecer una conexión impropia
con el famoso “valle” que el filósofo hizo cavar sobre las montañas naturales
de Akragas para hacer entrar el viento frío del norte y secar los pantanos, en
el valle, infectados de malaria. En nuestro caso, fue creado un corredor en el
cual, más que la gente, pasa el gélido viento que en invierno molesta el paseo
en la plaza principal.
3... Hélos aquí entonces a los dos viejecitos de nuestro cine, aquel de las
grandes pasiones de amor, de las grandes carcajadas, de las películas de Totò y
de Ridolini, de los indómitos cow-boys, bajar por este corredor de vitrinas
donde se reflejan los deseos insatisfechos de los habitantes de Agrigento.
No obstante la avanzada edad, el señor Gianni
es siempre él mismo. Delgadísimo y rubio, cortés y ubicado en los modales,
prolijo en el vestir: saco, corbata y pantalones bien planchados con raya;
zapatos lustrados como sus raleados mechones de cabello.
Sobre su rostro la única novedad digna de
atención son un par de anteojos claros con el marco de oro.
Estas pocas pinceladas creo que son
suficientes para presentarles al señor Gianni o “el hombre de las maravillas”.
En aquel pueblo de trabajadores pobres, antes
del cine no se había visto jamás algo así de excitante; además de la gigantesca
sonda construída por los norteamericanos sobre la cima de Montefamoso al centro
del inmenso cráter, que podía ser vista desde lugares lejanos; especialmente de
noche, cuando quemaba su lengua de fuego que encendía en nosotros la esperanza
del progreso y de la libertad.
Alguien la comparó con la torre Eiffel que en
París atraía millones de turistas y en Giancaxio atraía miles de técnicos y
operarios.
Aquella torre era nuestro tótem a quien
pedimos un milagro tal vez demasiado grande: frenar la emigración y hacer
volver a los habitantes de Joppolo Giancaxio desparramados por los continentes
más remotos.
Y así, sin querer, nos volvimos adoradores de
nuevos ídolos paganos y del fuego eterno, similares a neoadeptos de la religión
de Zarathustra.
4... En aquel tiempo en Joppolo, las formas del espectáculo moderno eran
casi desconocidas.
Se recordaban a los malabaristas y actores
vagabundos que de tanto en tanto venían durante los años tristes de la guerra.
No eran compañías de teatro, sino familias de
artistas improvisados o en decadencia, desesperados y hambrientos que escapaban
de las ciudades bombardeadas para buscar refugio en los míseros pueblos del
interior (que la guerra afortunadamente olvidó). Era en estos pueblos donde
mostraban sus habilidades por un trozo de pan o algún huevo fresco.
Era común el varieté en el cual la
protagonista obligada era la mujer que hacía de todo, o sea, la mujer del
dueño; de día madre dedicada y de noche actriz, cantante, bailarina de can can
y asistente del poco hábil marido-mago que no siempre lograba encantar al
público. Especialmente cuando el conejo no salía del cilindro. El hombre la
reprendía falsamente para justificarse a los ojos del público inmóvil. El
animalito jamás podría aparecer porque lo habían comido el día anterior, por
hambre. Asistente, bailarina y a veces después del espectáculo se adaptaba a
algún que otro trabajito “extra”.
El único canal de comunicación, el único cable
que conectaba a Joppolo Giancaxio con el mundo eran aquellos cuatro o cinco
aparatos de radio que chillaban en las casas de algunas familias pudientes que,
de hecho, ejercían el monopolio de la información.
Quien tenía una radio se comportaba como
patrón de las noticias, que seleccionaba y manipulaba a su antojo y luego
difundía en las conversaciones en los círculos, en la peluquería o en la plaza.
El señor Amerigo fue famoso por haber sabido
administrar su “poder” mediático con una maestría proverbial, como si las
noticias las fabricase él mismo.
Cada tanto llegaba también un
“cuentahistorias” con sus lamentos por las injusticias sufridas por el pueblo.
Sólo lamentos y llantos. Nada de progreso para los sicilianos. Y ni que pensar
una revolución.
“Munnu ha statu e munnu è” (mundo fue
y mundo es), solía repetir el sacerdote que temía cualquier movimiento, o peor,
cualquier cambio en la conciencia de sus fieles.
Con la llegada de la democracia y de la
inesperada libertad (el verbo es exacto porque democracia y libertad llegaron
desde afuera, no nacieron en el lugar) hubo un poco de confusión también en las
tradiciones. Algunos cuentahistorias llegaron a confundir a victimarios con las
víctimas.
Fue emblemático el caso del “lamento por la
muerte de Turiddu Giulianu” difundido por Cicciu Busacca que, tal vez
involuntariamente, contribuyó a acreditar a los ojos de los campesinos la
fábula del bandido bueno, aunque en la ciudad de Portella había cometido una
masacre de estos.
5... En Giancaxio el cine fue una verdadera revolución porque rompía la
capa opresora de ignorancia y de resignación que por siglos había informado y
alimentado a la llamada “cultura campesina”.
Un buen invento de los astutos de las altas
esferas del poder que bajo la cáscara de la cultura, se esforzaban en continuar
las tradiciones para mantener esclavos a pueblos enteros.
El cine destruía el viejo mundo y abría hacia
otros desconocidos; hacía soñar, fantasear, viajar, conocer otras ciudades,
otra gente.
Estaban los informativos, que ilustraban el
fervor y los progresos de la “reconstrucción” económica de la nación. Y también las
superproducciones de guerra e historia antigua, las aventuras de Tarzán y de El
Zorro.
Fue el cine, no Cristóbal Colón, quien nos
hizo descubrir América.
Sobretodo la América “buena”, o sea los
Estados Unidos, para hacer la distinción de las otras “américas” del centro y
del sur, evidentemente menos “buenas”.
Las “americanadas” (western, dramas,
humorísticas con El Gordo y el Flaco, los policiales) ambientadas entre Nueva
York, Chicago y Los Ángeles, nos transportaban a mundos nuevos, brillantes,
hacia los cuales desde Giancaxio muchos partieron y muchos otros estaban listos
para partir.
El señor Gianni proyectaba lo que le pasaba el
convento, o sea, el distribuidor de Agrigento. La señora Tanina estaba
en la caja. Los
precios de las entradas oscilaban entre las 20 liras los adultos y 10 liras las
mujeres y niños. A las mujeres, se les concedía un descuento para estimular la
asistencia porque sala era frecuentada generalmente por hombres y niños
ruidosos.
6... Era raro que las mujeres vayan al cine (cinamu), y si iban lo hacían
siempre acompañadas de sus maridos o algún otro pariente íntimo. El día
preferido era el domingo a la tarde, donde el señor Gianni ofrecía una película
serena y divertida: una cómica de Totó o un drama lacrimógeno con Rossano
Brazzi, Amedeo Nazzari o Anna Magnani.
Los film más atrevidos o de violencia pura los
pasaba los días feriados.
El cine fue también el descubrimiento de las vampiresas
de grandes piernas, de los besos apasionados, de las traiciones…
El hombre de Giancaxio y los mismos jóvenes
descubrían así una mujer nueva, bella, provocadora y desinhibida que ni en
sueños podían imaginar.
Sì, porque para manifestarse, también los
sueños necesitan de un modelo del cual inspirarse.
Y en nuestro imaginario colectivo no existía
un modelo femenino así de fascinante y atractivo.
Después de una hora y media de proyección se
salía de la sala con la mente confundida, al borde de un remolino de ardores
sexuales que no se sabía cómo ni dónde ir a liberar.
El cine, en resumen, nos hizo descubrir otro
universo femenino del cual se originó, sin piedad, la comparación entre
nuestras mujeres, modestas y peleadoras, y las fabulosas bellezas de Hollywood
y de Cinecittà que tantos problemas generaron en las familias.
Las esposas, cansadas por el trabajo y las
privaciones, no entendían qué cosa estaba sucediendo con sus maridos, que de
improviso se volvieron exigentes y quejosos.
En sus encendidos sermones, el cura señaló al
cine como la causa de tal desorden; aquellos palermitanos habían traído el
escándalo que minaba la paz y la unidad de las familias.
Las mujeres afligidas que habían sido
excluídas por el cine no podían, ni aún queriendo, imitar aquellas vampiresas
que turbaban a sus maridos, los que no encontrando la solución en sus hogares
volvieron a las casas de citas y a los prostíbulos de la calle Gallo.
7... Por la mañana, el señor Gianni volvía de la ciudad a bordo de su Vespa
gris perla con las “latas” (que contenían las películas) y las
publicidades.
Después de almorzar, bajaba sonriente y
esperanzado a la calle para exponer sobre la pared externa de la sala los
afiches (uno pequeño, otro formato “elefante”) clavados en dos recuadros hechos
de madera artificial.
Nosotros esperábamos, impacientes, por ser los
primeros en aprender los títulos y el elenco de la nueva programación y un poco
fantasear con las fotos que dejaban entrever las más bellas aventuras.
Podíamos hacerlo ya que nosotros, niños de
escuela primaria, éramos los primeros entre el público que sabía leer y un poco
también escribir.
Cada tarde un nuevo título. Sólo el sábado y
el domingo el señor Gianni proponía la misma película; generalmente una
superproducción o un gran drama que atraía a las familias por completo.
Nos interesaba saber el nombre de los
protagonistas, sobretodo de “u picciottu” (el protagonista masculino) y “a
picciotta” (la protagonista femenina), para informar a los grandes cuando
volvían de los campos.
La pregunta era siempre la misma: “Chi
cinamu fannu stasira? Cu ci travaglia?…” (¿qué película dan esta tarde? ¿quién trabaja?)
Con el verbo “travagliari” nuestros campesinos
equiparaban el rol de los protagonistas de aquellas brillantes películas a su
trabajo ingrato y masacrante.
El nombre del “picciottu” estaba destacado en
el afiche con caracteres cuadrados y con una foto, por ello era fácil
individualizarlo. Algún problema surgía cuando en el film había un
co-protagonista.
El señor Gianni se encargaba de aclarar todo
en persona cual crítico de cine improvisado y nos hacía, con su agradable
acento palermitano, comentarios siempre positivos y atrayentes:
“¡Un cañonazo muchachos! Díganlo en casa, se
los recomiendo”
En aquellos tiempos, no obstante se había experimentado
la terrible bomba atómica, era aún el cañón el arma más poderosa. Y por lo
tanto, “cañonazos” a troche y moche.
8... Atraían mucho los film de guerra, de batallas memorables y crueles, de
matanzas entre bandas de gángsters, de pistoleros, de golpes y huesos
despedazados. En resumen, sangre a ríos y prepotencias por doquier para
nuestras mentes confundidas y complacidas.
Algunos actores interpretaban roles fijos, por
lo tanto era fácil prever los resultados.
Amedeo Nazzari era siempre el héroe positivo.
Paul Muller casi siempre el odiado “traidor”.
Sí, porque en los film debía haber, y casi
siempre había, uno o más héroes y un “traidor”, como sucedía en la vida real o
imaginaria.
Los personajes del cine entraron en nuestras
vidas, en nuestro imaginario. Cada uno se identificaba con su actor preferido e
imitaba sus aventuras. Hasta las más arriesgadas.
Quedábamos encantados delante del “piciottu”
que escalaba la áspera pared de un castillo o de una roca tambaleante sobre el
mar.
Nadie nos había dicho que en la escena, el
actor había sido sustituido por un doble.
Con la imitación nacía el comportamiento. Se
terminaba por ser insertados en un catálogo humano que se definía según los
roles cinematográficos predilectos.
Para señalar a un jóven corajudo y valeroso se
decía “un espadachín de Francia, un mosquetero”, un “D’Artagnan”; a un hombre
forzudo un “Urso” o un “Hércules”. Y también muchos “Carnera” y “coboi”.
Rossano Brazzi, “tombeur des femmes”, era el ídolo amado y odiado por todos.
En general, las películas tenían una o más
repeticiones y una cola que se extendía hasta dentro del negocio del sastre,
del peluquero, del talabartero y tantos otros. En las lluviosas tardes de
invierno, en estos lugares privilegiados para socializar se narraban, se comentaban
los film de la tarde anterior a beneficio de aquellos que no los habían visto.
Un clavo saca a otro. De esta manera el cine
estaba progresivamente sustituyendo, también dentro del ambiente artesanal, el
rol de los poetas y de los fabuladores; sus improvisaciones, discusiones
poéticas y sus historias de la guerra y la emigración.
Un ejercicio colateral en el cual cada uno
reinterpretaba las escenas según su temperamento, adaptándolas a las
circunstancias y a los oyentes.
Se ponía énfasis en las acciones más cruentas
para impresionar, con sangre, la mente de la gente más simple o las
fanfarronadas más estúpidas para generar la risa.
En las escenas de amor había una especie de
autocensura. Por propio pudor y para no escandalizar a los niños.
De estos episodios se daba sólo un indicio,
dejando a quien escuchaba la facultad de interpretarlo, de imaginarlo por sí
mismo.
Los film más inocentes eran comentados también
en las casas a los más chicos y a las mujeres cuidando de no perturbar sus
mentes aún no preparadas.
En resumen, el film seguía siendo “proyectado”
en todos los rincones del pueblo. De este modo los personajes del cine se
volvieron populares y conocidos también por quienes no los habían visto en
escena (travagliari).
Sobre las opiniones de las mujeres no se sabía
nada. Las pocas que iban al cine no podían emitirlas en público, ya que la sola
identificación con una actriz famosa las habría catalogado como mujer de
costumbres fáciles. Y adiós matrimonio.
9… Para muchos de nosotros, sobretodo niños y jóvenes, el cine se había
vuelto una necesidad como el agua y el pan. No queríamos perdernos una sola
película. Todas las tardes el mismo problema: encontrar las veinte liras para
la entrada o algo para el canje.
Hacíamos saltos mortales para juntar la
fatídica cifra, pero no siempre los esfuerzos eran coronados con el éxito.
Se rogaba en las casa con las madres que,
pobres, no podían y se iba de las tías o las abuelas donde algo se obtenía.
En casos extremos se recurría también a ventas
clandestinas de productos tomados del almacén familiar: un kilo de grano o de
arvejas, o una pechera de fresco y delicado algodón.
El asalto incluía también la cocina donde cada
tanto desaparecía una sartén de cobre o de aluminio que vendíamos, por pocas
liras, a don Caliddru, propietario de un compra-venta que vivía a duras penas
de este miserable comercio.
A veces hasta un huevo se podía canjear por
una entrada, sólo con la proyección ya comenzada.
La señora Tanina era severa. Difícilmente se
conmovía por nuestras dificultades.
El señor Gianni observaba la escena y las
protestas de sus jóvenes clientes que amenazaban con abandonarlo e irse al cine
improvisado y casto del oratorio.
Sí, porque el cura temiendo que sus fieles,
especialmente los grupos de chicos, se vuelquen a la vía de la perdición, había
comprado apresuradamente un proyector y cada tarde ofrecía un film de las
Paulinas.
La entrada era gratis para todos los que
frecuentaban regularmente el catecismo.
Pero no obstante la gratuidad pocos miraban
las películas del arzobispo: demasiado recatadas y aburridas.
El oratorio se encontraba de frente al cine
del señor Gianni, a poco más de cincuenta metros.
Las dos salas estaban enfrentadas, se
desafiaban hasta el último espectador.
Cada tarde la misma escena, la misma espera.
El cura se indignaba al ver a aquellos muchachitos detrás de la puerta de la
“palermitana” que rogaban para poder entrar en aquel burdel.
El cura no tenía dudas: el cine era un arte
maléfico, subversivo, que desvía y corrompe a la juventud y también a aquellos
ignorantes con los pies embarrados. El cine, con todas esas prostitutas en
celuloide estaba vaciando las iglesias.
Antes de comenzar la proyección, el cura
esperaba el fin de nuestras tratativas con la señora, con la esperanza que
alguno, indignado, volviera a la casa del Señor. Pero esto sucedía rara vez.
10... Por otra parte, el señor Gianni, más tierno de corazón o tal vez más
calculador que su mujer, pensaba que “Ogni
lassatu è pirduto” (cada abandonado es perdido) y que convenía tomar lo
poco que los chicos ofrecían.
“State boni e muti, ci parlo io con
la signora” (Pórtense bien y quédense callados, hablo yo con la señora).
La señora, celosa de su rol, no quería que su
marido se entrometiera en los asuntos de la boletería. Estaba convencida que
son su proceder habría enseñado a aquellos pequeños villanos cómo debían
comportarse y sobretodo a pagar por completo el boleto de entrada.
La señora venía de la capital y no soportaba
aquella banda de impertinentes detrás de la puerta. “Signù, signù mi fa trasiri cu deci liri? Dumani
ci portu u restu. Signù mi fa trasiri cu du ova? Sono frischi, frischi, di
stamatina” (Señora, señora, me hace entrar con diez liras? Mañana le traigo
el resto. Señora me hace entrar con dos huevos? Son frescos, frescos de hoy a
la mañana)
Todas las tardes las mismas súplicas. La
señora no aguantaba más y descargaba una serie de coloridos insultos en
dialecto palermitano que, por cierto, no ayudaban a su femineidad.
Al fin casi siempre la puerta se abría y
corríamos a sentarnos en el piso, delante de las primeras filas.
A veces, la cajera se enojaba y no nos admitía
en la sala. Este era el lado triste del cine. La última esperanza estaba
depositada en la llegada con retraso de algún pariente sobrecargado con
maquillaje y brillantina que interrogaba: “A
tia chi fa ccà?” (¿y tú que haces aquí?)
Lo intuía pero le gustaba humillarte para
luego tenerte entre las espirales de su generosidad.
“Nenti, mi mancanu cincu liri” (nada,
me faltan cinco liras)
“Veni ccà, veni cu mia ca ti fazzu trasiri” (ven aquí, ven conmigo que te hago entrar)
Corrías hacia él con mirando al suelo como un
perro golpeado, pero íntimamente con la seguridad que te iba a hacer entrar.
Podía suceder, además, que te ofrezca la
entrada íntegramente a costo suyo y de esta manera te quedaban en el bolsillo
las liras para una gaseosa que vendía Bastianazzu en el intervalo.
El film y la bebida. Era esto el máximo al que
podíamos aspirar.
Cuando nos tocaba quedar afuera había escenas
de dolor, de sufrimiento.
Se sentía correr la película, su susurro
típico, las notas de la columna sonora que se filtraba por debajo del portón.
Una especie de suplicio de los excluidos. No entendíamos por qué no podíamos
estar adentro con nuestros amigos que estaban ya debajo del telón con los ojos
abiertos casi sin parpadear.
Durante la proyección, especialmente en las
primeras filas, sucedían las cosas más bizarras.
Los espectadores interactuaban con las
escenas.
Estaba quien, aterrorizado, cerraba los ojos
para no ver al cruel asesino y rogaba a quien tenía a su lado de avisarle
cuando el cadáver desaparecía; quien se exaltaba cuando “llegaban los
nuestros”, por lo general la caballería, y explotaba en un grito liberatorio
más fuerte que el de los asediados en el fortín; quien se dejaba llevar por la
pasión de amor de los protagonistas y lo acompañaba con un movimiento frenético
de la mano…
Estaban también aquellos que, para protestar
contra un abuso cinematográfico, escupían a ciegas contra los espectadores y
provocaban los gritos feroces de quienes resultaban damnificados. Esto también
era el cine en Giancaxio. Una copia de lo que se vio en el film de Giuseppe
Tornatore “Nuovo Cinema Paradiso”.
11… El
negocio funcionaba. La sala era casi siempre llena. La familia del
señor Lo Cascio creció en número. Sus hijos se integraron rápido en la escuela
del pueblo. Eran vistos con un poco de envidia porque eran los hijos del
“cine”, o sea del señor Gianni que para todos era el cine en persona.
Pero algún problema comenzó a verse en los inicios de los años sesenta
con la llegada de la televisión, que en Giancaxio hizo su tímido ingreso en las
casas de las pocas familias adineradas y de algún que otro empleado que
compraba en cuotas.
El que no podía permitirse la compra de un
televisor iba de los parientes o de los vecinos, donde se entraba sin boleto y
sin huevos.
Sobretodo el sábado y el domingo por la tarde,
donde siempre había un programa de canciones o alguna obra que mantenía
cautivos a los espectadores por meses y meses.
Además los programas de televisión eran aptos
para grandes y chicos. Y también las mujeres podían acceder al espectáculo y
fueron admitidas a la platea televisiva.
La
TV provocó una suerte de revolución
cultural de masa.
Con la difusión del televisor (años setenta)
comenzaron los problemas para el cine. Especialmente para las salas de los
pueblos del interior.
La crisis golpeaba a las puertas del cine,
pero el agrimensor Lari no la escuchó y abrió otra sala en el pueblo.
Un “señor cine” se ufanaba Lari, con una
amplia platea popular con sillas de hierro fijadas al suelo para evitar que
fueran usadas como “objetos contundentes” durante las frecuentes peleas, y una
cómoda tribuna, dotada de sillones de madera para las familias más pudientes.
La publicidad era elocuente y polémica: “Finalmente un verdadero cine en Giancaxio:
el cine Castello. Espectáculos para grandes y chicos”.
El señor Gianni, indignado por aquella
publicidad desleal y desdeñosa, respondió con fuertes descuentos y una
programación más competitiva, hasta a veces atrevida.
La señora Tanina maldecía, desde la mañana a
la noche, a aquel agrimensor y al cura que lo financiaba.
Entre los dos cines se desencadenó una
despiadada competencia, sin darse cuenta estos que el enemigo común era aquella
caja mágica que estaba vaciando las salas.
Luego de un par de años cerraron ambos. De
esta manera terminó la breve historia del “cine” en Giancaxio.
Pasaron casi sesenta años y nadie los
resucitó.
Para el señor Gianni fue un verdadero drama:
quedó sin trabajo y con una familia numerosa a cargo y fue obligado a cambiar
de oficio. La familia abandonó el pueblo definitivamente. Sólo la señora
Tanina, la que más lo despreciaba, volvió. Pero muerta, porque en Agrigento no
había para ella una tumba apropiada.
Agostino Spataro
* A propósito del film premio Oscar “Nuovo
Cinema Paradiso” de Giuseppe Tornatore me queda una pequeña curiosidad. El
pueblo no tanto imaginario (Palazzo Adriano) se llama Giancaldo, mientras que
el nuestro se llama Giancaxio y es el único en Sicilia que puede tener una
homonimia cercana, una semejanza que va bien más allá de la raíz común.
Difieren, de hecho, sólo las tres letras finales (xio y ldo).
Pregunta: ¿Tornatore inventó su Giancaldo
partiendo del nombre Giancaxio?
(Si ringraziano Filippo Vecchio per la foto e il dr. Ulyses Rossi per la traduzione in spagnolo, Buenos Aires, aprile 2013)
martedì 11 novembre 2014
MONTEDORO, UNA PREZIOSA RARITA’ AMMINISTRATIVA
Montedoro, la cupola del Planetario
di Agostino Spataro
Anche in Sicilia si può…
1… In questa fase altamente critica per la vita degli
enti locali e della stessa regione, c’è in Sicilia un piccolo borgo dove una luce di speranza illumina una
realtà in controtendenza, un esempio di dinamismo virtuoso in contrasto con la
crisi paralizzante delle autonomie isolane molte delle quali, fra tagli,
evasioni tributarie e malgoverno, rischiano la deriva, la bancarotta.
Stiamo parlando di
Montedoro, 1.700 abitanti nel nisseno, appollaiato fra le antiche solfatare del
Vallone e le verdi vigne di Canicattì, ossia di una preziosa rarità
amministrativa che può vantare, e fruire, una rete di servizi e opere sociali
che rendono vivibile una condizione umana altrimenti triste e decadente.
Con ciò non si vuol
dire che Montedoro sia il migliore dei mondi possibili poiché anche qui sono
presenti acuti problemi sociali: emigrazione, disoccupazione, precarietà, ecc.
Solo segnalare che si sta
lavorando per costruire un futuro che scongiuri quella sorta di “morte civile”
che incombe su tanti piccoli comuni dell’interno dove, per tre quarti
dell’anno, s’odono soltanto rintocchi di campane a morto e latrati di cani.
2…
Visitando Montedoro si coglie un senso di sano fervore, quasi interamente
declinato sul versante della socialità. Par
di vivere il sogno, in scala ridotta, del “socialismo pragmatico” emiliano.
Ma non siamo in Emilia
e nemmeno a Marinaleda, la cittadina dell’Andalusia, diretta dal 1979 da un
“alcalde” comunista, Manuel Sanchez Gordillo, dove “i servizi alla cittadinanza hanno un costo simbolico… E la cura degli
spazi comuni compete a tutti i cittadini…La Polizia Locale non
esiste e, manco a dirlo, non esiste la criminalità. Come la disoccupazione.” (“La Repubblica”, 27/12/2013)
Siamo in un borgo dell’aspro
entroterra siciliano senza grandi pretese, ma con tanti risultati all’attivo che,
per certi versi, costituisce un esempio perfino imbarazzante poiché pone un
interrogativo ineludibile: perché qui si sono potuti realizzare tanti servizi e
opere sociali e altrove no?
Miracolo? No, solo programmazione, buongoverno! Opera
certosina e di lunga lena di diverse compagini di sinistra guidate, per un
trentennio, da Federico Messana (Pd) uomo di solida cultura e di esemplare
efficienza amministrativa. E d’inattaccabile onestà. Virtù rare, anzi
rarissime, di questi tempi, specie se riunite nella stessa persona.
Quest’uomo, minuto e
schivo, dal piglio vagamente volterriano, è il protagonista della “favola” che
andiamo a raccontare; favola di un potere forte, perché democratico e
trasparente, che ha prodotto risultati davvero brillanti, apprezzati dai suoi
concittadini che l’hanno confermato sindaco per la settima volta. Altro che rottamazione!
3…
La prima tappa è al museo della Zolfara, insediato dentro e intorno alla
vecchia miniera sociale “Nadurello” (una storia di sofferenze e di lotte che
portarono all’autogestione operaia), dove si possono vedere immagini e
ricostruzioni della drammatica condizione operaia, specie dei “carusi” (bambini
annichiliti dal sopruso e deformati dalla fatica), cogliere l’importanza
strategica dello zolfo che rendeva una fortuna ai padroni, ai gabellieri,
sovente mafiosi, e miserie e malattie ai minatori.
Sul piazzale, come a
guardia del museo, un corteo pietrificato di eroi della miniera. Lo apre
Leonardo Sciascia e lo chiude Luigi Pirandello, gli autori siciliani più legati
alla realtà della zolfara.
In tutto l’ordito
dell’organizzazione museale si coglie, talvolta in filigrana, l’intreccio fra
zolfara e letteratura abilmente volto anche all’attrazione turistica. Ispirato
da una novella del Nobel agrigentino, è nato “l’itinerario di Ciaula”, il
carusu uscito dalla bocca dell’inferno che, finalmente, “scopre la luna”, il
mondo circostante, la speranza di una vita nuova.
Al moderno Ciaula, che
non guarda più il cielo perché accecato dai bagliori del delirio urbano, la Stargeo (associazione
locale di gestione dei servizi) offre la possibilità di salire sulla sommità
del monte Ottavio (30
ettari di pineta, trasformata in parco urbano
attrezzato), a visitare l’Osservatorio astronomico, per scoprire la luna e
indagare i misteri delle connessioni astrali, per “viaggiare” nello spazio
infinito… con Leopardi cui è dedicata la struttura.
Accanto c’è il
Planetario, una formidabile opera scientifico-divulgativa, con una cupola dal
diametro di 7 metri
e di 50 posti a sedere per l’osservazione guidata, molto apprezzata dalle
scolaresche.
4…
Scendendo verso l’abitato s’incontrano alcuni capannoni dai quali salgano cori
di pecore belanti appena rientrate dal pascolo negli ovili sociali realizzati
dal Comune e assegnati ai pastori.
Un’iniziativa lodevole che ha salvaguardato una piccola economia e una
tradizione, la civiltà pastorale, che da millenni fornisce all’uomo alimenti
insostituibili.
Seguendo la “mappa dei
tesori”, distribuiti per l’intero l’abitato, s’incontrano diversi servizi e
strutture per il tempo libero e per la crescita culturale. A Montedoro operano
ben quattro centri d’incontro differenziati secondo l’età (dai bambini, ai
giovani, agli anziani, ecc), un palazzetto che ospita una ricca biblioteca
(25mila volumi) con annessi spazi ricreativi e didattici, perché l’obiettivo-
mi dice Federico - è quello di coniugare studio, svago e creatività.
Il minuscolo borgo si
è permesso il “lusso” di dotarsi di un moderno Teatro comunale, una smagliante
architettura in vetro blu di 250 posti che, in certi periodi, diventa cinema.
Non è il solito
monumento alla vanagloria del sindaco o del suo protettore politico, ma una
struttura viva, operativa con una programmazione stagionale che può contare su
180 abbonamenti e su un certo numero di spettatori provenienti anche dai comuni
vicini.
Durante l’estate il
teatro si sposta all’Arena, nel cuore della grande villa comunale, dove i posti
diventano 1.000.
5…
Forse, un giorno, a Montedoro arriverà anche il… mare. Nell’attesa, vi sono due
piscine comunali: una semiolimpionica che funge da vero e proprio lido e
un’altra, più piccola, all’interno del complesso culturale - ricreativo “Le
cupolette rosse”, dove si trovano un ristorante-pizzeria, sale per convegni,
per feste, abbellite da murales e sculture di nobilissima fattura. Com’è noto,
il grande problema (in genere irrisolto) delle opere sociali pubbliche non è
solo quello di realizzarle, ma di farle funzionare per carenza di personale. In
Sicilia, la domenica, non aprono nemmeno i musei più rinomati!
A Montedoro la gestione
è stata affidata a società private del luogo che pagano un canone al Comune e
si accollano le spese di manutenzione degli impianti. Un ottimo risultato per
un piccolo ente locale che, senza spesa, riesce a offrire una serie di servizi
alla popolazione, ai turisti e ci guadagna pure.
Camminando fra case di
gesso e cortili fioriti, andiamo a visitare le cinque “case-museo”, architetture
semplici, tipiche della “civiltà contadina” adattate secondo un’originale
concezione etnografica: abitazioni antiche che diventano museo di quel che sono
state.
C’è la casa del
bracciante senza terra che mostra la povertà delle sue attrezzature e i segni
di una triste condizione umana. Al contrario, quella del “burgisi”,
(proprietario agiato, spesso “gabelloto” del feudatario) dove, più che arnesi
da lavoro, sono esposte le “comodità” sue e della famiglia.
A complemento, ecco la
“casa- museo” degli antichi mestieri - quasi tutti spariti - dove il visitatore
può “vedere” la bottega di un fabbro, di un barbiere, di un sarto, ecc; el e
novene del “Natale”, con i presepi e gli altarini votivi, illustrate dalla
penna di una raffinata scrittrice anglo-francese, Luise Hamilton, che visse a
lungo a Montedoro.
6…
Un patrimonio ricco, variegato che richiama una quantità crescente di
visitatori, anche scolaresche che qui giungono per una gita istruttiva e
ricreante. Flussi interessanti che hanno indotto il Comune a creare “l’albergo
diffuso” ossia una rete di residenze, di mini appartamenti distribuiti nel
centro storico, per un totale di 160 posti-letto, dotati di tutti i comfort
(bagno, tv, aria condizionata, ecc) offerti, a prezzi accessibili, dalla
società privata “Il borgo” che ne ha la gestione.
Infine, due parole per
segnalare un’altra “meraviglia”: il parco delle sculture a cielo aperto,
disseminate nelle ville e negli angoli più suggestivi del paese. Si tratta di
decine di opere di scultura, realizzate in pietra di Sabucina, donate al Comune
dagli artisti, provenienti da ogni angolo del Pianeta, partecipanti alle
diverse edizioni di “Montedoro Arte”.
Vi sarebbero altre
cose meritevoli di una menzione (le case comunali assegnate alle famiglie meno
abbienti, le case popolari realizzate con una procedura “personalizzata”, la
“Casa dell’acqua” l’impianto pubblico di acqua depurata, ecc.), ma spero di
aver reso un’idea di questo grazioso paesino dove si può trascorrere un
week-end sereno, alternativo. Agli scettici, anche fra gli amministratori, non
resta che andare a Montedoro a verificare e, perché no, anche a imparare.
(pubblicato
il 9 novembre 2014 in
: montefamoso.blogspot.it)
venerdì 7 novembre 2014
IL BARONE GARIBALDINO DI JOPPOLO GIANCAXIO
ASPROMONTE: GARIBALDI MARCIAVA SU ROMA O VERSO I BALCANI?
Autore: Agostino Spataro
1... L’interrogativo nasce dalle lettere del duca garibaldino
Si scoprono nuove testimonianze sul Risorgimento siciliano nelle tre lettere inedite, conservate nell’Archivio di stato di Palermo, scritte da un siciliano, nobile e garibaldino, fra il 1° e il 17 ottobre 1862 dal carcere di San Benigno (Genova) dov’era stato ristretto, con altri volontari, dopo la resa d’Aspromonte. L’autore è Calogero Gabriele Colonna, duca di Cesarò e barone di Joppolo Giancaxio, il quale racconta all’amico Luigi De Brun, redattore del periodico palermitano “La favilla”, come andarono esattamente le cose in Aspromonte e un po’ accenna al clima politico e morale dei primissimi anni del travagliato percorso unitario. Insomma, uno che non parla per sentito dire, ma per essersi trovato nel mezzo della tragica sparatoria dell’agosto 1862. Com’era stato, a soli 19 anni, nell’aprile del 1860, fra i coraggiosi che, a Palermo, diedero vita alla sfortunata rivolta della Gangia e per questo condannato a morte, insieme al padre, da quel Borbone che oggi qualcuno rimpiange. Tre lettere importanti che- come si evince dai brani seguenti- illuminano di una luce nuova i fatti d’Aspromonte e, al contempo, ci rendono la cronaca ragionata, palpitante del dramma consumatosi fra camice rosse e soldati regi, fra italiani combattenti per la stessa causa: l’Unità d’Italia. “I bersaglieri di Pallavicino avanzavano sempre; Menotti ordinò di correre loro incontro. Obbedimmo. Con le mani alzate in aria ci avvicinammo alle grida di “Viva l’Italia”, “Viva Vittorio Emanuele”, “Viva Garibaldi”, “Viva i fratelli Italiani”. I regi risposero col grido unanime di “Viva Garibaldi” e contemporaneamente ci circondarono, disarmarono alcuni, e ci dichiarano prigionieri…”
2... Aspromonte: cronaca di un assurdo scontro fratricida
Gridavano gli stessi slogan, suonavano gli stessi “tocchi”, parlavano il medesimo linguaggio della libertà eppure hanno dovuto affrontarsi, e morire, in uno scontro fratricida (“aggressione fraterna” lui la chiama) che solo l’alto senso di responsabilità nazionale di Giuseppe Garibaldi evitò di trasformare in una carneficina. “Si disse essere stati i garibaldini i provocatori: ti posso assicurare sull’onor mio del contrario.” L’ordine del Generale era di non rispondere al fuoco. “Solo le guerriglie di Corrao non ressero allo spettacolo per paura o per impeto…e risposero al fuoco col fuoco.” Fino a quando: “Il Generale, ch’era a piedi allato ad una bandiera con lo scudo dei Savoia, cadde tra le braccia di Turillo Malato che si distinse per coraggio e sangue freddo. Anche Maurigi restò al suo posto. Rocco Gramitto (zio di Luigi Pirandello ndr) era al mio lato. Corrado Niscemi restò sempre in piedi e faceva il diavolo a quattro per far cessare il fuoco…” Da notare che il duca, pur avendo il grado di sottotenente della guardia dittatoriale, partecipò alla spedizione come soldato combattente “rifiutai di entrare nello Stato Maggiore… vi andai pour payer de ma personne in una quistione vitale per l’Italia… la mia camicia rossa significava Roma solamente e non fremiti rossi né altro.” (dalla lettera del 17 ottobre)
3... Non tutti furono “gattopardi”
Una notazione opportuna che ci dice che non tutti i rampolli della nobiltà siciliana sostenitori dell’impresa garibaldina, per quanto moderati, furono necessariamente “gattopardi”. Almeno nel caso di questa famiglia, l’impeto unitario e il desiderio di cambiamento proseguirono oltre l’annessione della Sicilia al regno sabaudo. Come detto, anche il padre di Gabriele, Giovanni Colonna Filangeri fu fervente patriota e pagò di persona la sua devozione alla causa: condannato a morte per la rivolta della Gancia fu liberato da Garibaldi che lo nominò primo governatore di Palermo. Successivamente, Vittorio Emanuele lo nominò senatore del regno e prefetto di Bergamo. Da quest’ultimo incarico si dimetterà non per colpa, ma per dignità, per non fare da capro espiatorio nella clamorosa polemica seguita all’affaire di Sarnico (maggio 1862) nella quale, da prefetto, dovette bloccare d’imperio il suo amico e salvatore Garibaldi a capo di una spedizione diretta in Trentino. E se ne tornò- confessa in un’altra lettera- a Palermo, alle sue trascurate terre di Joppolo ( i cui grani sostentarono, per quasi tre secoli, l’illustre famiglia) che è anche il mio paese, dove i duchi vollero essere sepolti, alcuni addirittura trasferiti dal cimitero palermitano dei Rotoli. Perciò, li considero un po’ compaesani. Ferme restando, naturalmente, le distanze politiche e sociali, alle quali tengo, giacché loro erano i feudatari (non fra i più rapaci) e i miei bisnonni i loro coloni.
4... Una folgorante carriera politica
Insomma, gente tosta, motivata questi Colonna, quasi sempre al centro degli avvenimenti, come si evince anche dalla breve e brillante carriera dell’illustre autore di queste missive, nato, nel 1841, a Messina. Dopo la Gangia, prende parte alla campagna garibaldina fino al referendum di annessione; a 21 anni lo troviamo in Aspromonte; negli anni successivi è deputato provinciale di Palermo e presidente del consiglio provinciale di Messina; nel 1969 fonda il giornale “La Gazzetta di Palermo”, nel 1870 (a soli 29 anni) è eletto deputato alla Camera, per la Sinistra riformista di Crispi, nei collegi di Aragona e di Ragusa. Antimafioso quando nessuno ammetteva l’esistenza della mafia: memorabile è rimasta una sua dichiarazione annessa agli atti di un’inchiesta parlamentare del 1875. La morte lo colse nel fiore della vita: nel 1878, a 37 anni. Appena in tempo per sposare Emmelina Sonnino, sorella di Sidney, da cui nascerà Giovanni Antonio, altra personalità di rilievo della politica siciliana e italiana del primo trentennio del ‘900.
5... Non saremmo iti a Roma perché Garibaldi contava di passare in Oriente… Il cuore delle lettere è “la questione romana”. Perciò, il duca si diffonde in giudizi anche aspri sui protagonisti di quei primi anni di vita unitaria. In quella del 10 ottobre, spiega a De Brun le ambiguità del gabinetto Rattazzi. “Se la Francia non ci da ora Roma con le buone, ce la darà appresso per forza…Dico la verità, Luigi mio, con Rattazzi le cose non possono stare in gamba, ammenoché domani ci conduca difilato alla nostra capitale…Intanto all’interno si sta malissimo: a Palermo riesce possibile organare una setta di accoltellatori, nel Napoletano primeggiano i briganti, lo stato d’assedio all’ordine del giorno…Si è ritornato molto e ben molto indietro..” Infine, nella lettera del 17 ottobre, confida al suo corrispondente una verità raramente considerata dagli storici. A suo dire, il vero obiettivo della spedizione non era Roma, ma l’Oriente ossia alcuni paesi balcanici (Serbia, Montenegro) dove- si riteneva- esistesse una condizione pre- insurrezionale contro l’Austria. “Ti dissi già che Garibaldi fosse quasi sicuro che noi non saremmo iti a Roma… perché contava di passare in Oriente; ne son prova il tempo immenso perduto in Sicilia e i mille uomini stranamente abbandonati a Catania. Il suo progetto era quello di obbligare il governo a dichiararsi apertamente nel fatto di Roma e a mettere le carte in tavola.” Ferme restando le eventuali verifiche in sede storica, la notizia mi sembra, comunque, degna di nota.
Si ringrazia il Dott. Agostino Spataro per l'invio ed il permesso alla pubblicazione di questo articolo Documento inserito in rivista "TUTTO STORIA" del 02/10/2010
mercoledì 5 novembre 2014
QUANTO E' BELLA E GENEROSA MADRE NATURA!
IOPPOLO IN UNA CARTA GEOGRAFICA DEL 1747
Questa foto riproduce una carta della Sicilia, redatta da geografi austriaci nel 1747. Davvero una preziosa rarità che ho trovato, qualche anno fa, presso una libreria antiquario di Budapest. La sua peculiarità consiste nel fatto che è molto dettagliata, precisa. E'una della pochissime nella quale figura il nome di Ioppolo. Bisogna ingrandire bene per rilevarlo. Ho messo una crocetta per facilitarne l'individuazione. (a.s.)
giovedì 30 ottobre 2014
IOPPOLO 1979: "LA CONQUISTA " CIVILE DEL CASTELLO
Il sottostante file contiene una pagina de "L'unità" (del 22 maggio 1979) con un mio articolo nel quale illustro l'ipotesi avanzata dall'amministrazione popolare e di sinistra dell'epoca di acquisire il castello e l'annesso parco per farne un "centro culturale polivalente" e un luogo di svago a dispozione delle popolazioni di Ioppolo G. e di altri comuni vicini.
Ricordo che intervenni personalmente più volte presso l'on. Piersanti Mattarella, presidente della Regione siciliana, il quale si mostrò molto sensibile alla nostra richiesta e dispose l'accantonamento di mezzo miliardo di lire per il finanziamento del progetto. Purtroppo, gli amministratori locali non riuscirono a sfruttare l'occasione e, trascorso invano un certo tempo, il finanziamento fu dirottato dalla Regione per altre iniziative. Noi immaginammo il recupero del castello come una specie di "conquista" popolare, democratica, in qualche modo, giustificata dal fatto che fu edificato, verso la metà del '700, grazie ai lauti proventi derivanti dal duro lavoro e dall'agricoltura di Ioppolo G.
Fallita l'iniziativa pubblica,oggi, questo bene è proprietà di una società privata che sta realizzando un progetto di recupero e di valorizzazione a fini turistici.
Ci auguriamo che tale intrapresa possa almeno dare una risposta al paese, ai giovani ioppolesi in particolare, in termini economici, sociali e culturali. (a.s.)
http://archiviostorico.unita.it/cgi-bin/highlightPdf.cgi?t=ebook&file=/archivio/uni_1979_05/19790522_0028.pdf&query=Roberto%20Arduini
lunedì 13 ottobre 2014
TRAMONTO A "MILIONE"
giovedì 9 ottobre 2014
ELOGIO DELLA FICODINDIA SICILIANA
Più che un elogio,presento alcune mie foto a conferma della bontà e dell'utilità sociale di questa pianta, dono del Messico alla Sicilia quando, entrambi, erano parti dello stesso Impero, sul quale- come si pavoneggiava l'imperatore Carlo V- "il sole non tramonta mai".
Oggi, questa frutta, turgida e squisita, è solo una goduria per fini palati. Qualche tempo fa era una fonte importante di alimentazione per gli uomini e per le bestie. Quanta fame ha lenito la ficodindia! Per tutto ciò, ed altro, dovremo essere grati a questo nobile cactus e non biasimarlo come talvolta accade o, addirittura, pensare di lasciarlo estinguere- come pensano gli euroburocrati di Bruxelles- perchè non autoctono. Se lasciassimo vivere solo le piante, gli ortaggi autoctoni all'Europa resterebbe ben poca cosa. A parte gli OGM e i superburocrati... Ma il ficodindia ha le spine e, all'occorrenza, le saprà usare per difendersi. Ho messo anche una foto della "nostra" Luna, ieri sera a Giancaxio. Per saperne di più e soprattutto per gustare questa squisitezza e i suoi derivati c'è una sagra dal 17 al 19 ottobre a Roccapalumba (Pa):http://www.siciliainfesta.com/sagre/sagra_del_ficodindia_roccapalumba.htm
Saluti. a.s.
domenica 14 settembre 2014
mercoledì 10 settembre 2014
MACALUBE, FINE DI UN MITO
Macalube, fine di un mito....................................................................................
di Agostino Spataro
"La pretesa della scienza di spiegare tutti i segreti della natura e della vita, la sua implacabile razionalità, sta distruggendo la fantasia, i miti. Un esempio. Per millenni, si è creduto che il gorgoglio dei vulcani nani delle Macalube, con al centro il famoso “occhiu”, fosse effetto di un fenomeno misterioso collegato alla fucina di Vulcano.
Secondo la leggenda, su questo pianoro, oggi grigio e desolato, sorgeva una Cartagine sicula che fu inghiottita da uno dei tanti suoi violenti ribaltamenti che accadrebbero a cadenza settennale.
Noi, abitanti delle terre intorno, siamo cresciuti col mito e col terrore delle Macalube (dall’arabo “macqlub” ossia disordine), di questo caos primordiale che chissà quali misteri e ricchezze contiene nelle sue viscere.
Ognuno era libero d’immaginare. Nascevano, così, nelle nostre menti abbacinate città meravigliose, ricche d’oro e d’incensi, templi pagani, sommi sacerdoti, processioni e danze di fanciulle sempre vergini.
La “nostra” Cartagine era bella, ricca e potente quasi quanto quella africana che l’ha generò a suo modello. Certo, era un sogno. Un sogno benefico, quasi necessario, che un po’ ci risarciva del nostro miserabile vissuto.
Un giorno tutto questo svanì. Ad Aragona giunse la scienza, razionale e spietata, impersonata dallo stimato professor Marcello Carapezza, il quale sentenziò che il fenomeno era dovuto a una banale fuoriuscita di metano che, trovando occluse dal fango le vie di risalita, si comprime dentro le cavità naturali e infine esplode, violentemente.
In verità, la “cosa” già si sospettava, si sapeva. Tuttavia, intimamente, si sperava che non fosse confermata col sigillo della scienza. Per continuare a sognare, a fantasticare sulla Cartagine nostrana.
La televisione completò l’opera di demolizione: fortunosamente, un operatore di Teleacras riuscì, per la prima volta, a filmare il tumultuoso, roboante “ribaltamento”.
Oggi, di Macalube sappiamo tutto: i misteri svelati, i miti abbattuti. La scienza, bellezza! Così è, per davvero.
Eppure, ogni volta che guardo quel pianoro brullo mi sembra che la scienza ci abbia rubato qualcosa. Perciò, prendetevi tutto ma, per favore, lasciateci i miti!"..................................................................
(Foto: riserva naturale Macalube)..............................................................................
dal mio "I giardini della nobile brigata" in http://www.amazon.com/GIARDINI-NOBILE-BRIGATA-Italian-Edition-ebook/dp/B00JLD0AAW#reader_B00JLD0AAW)..............................................................................
domenica 8 giugno 2014
domenica 4 maggio 2014
"IOPPOLO GIANCAXIO: FRA STORIA E MEMORIA" in diverse biblioteche straniere
Ioppolo Giancaxio : fra storia e memoria
Autore: Agostino Spataro
Editore: Ioppolo Giancaxio (Agrigento) : Comune di Ioppolo Giancaxio, [1996]
Edizione/Formato: Libro : Italian Vedi tutte le edizioni e i formati
Banca dati: WorldCat
Soggetti • Ioppolo Giancaxio (Italy) -- History.
• Geschichte
• Italy -- Ioppolo Giancaxio.
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Dettagli
Genere/forma: History
Tipo documento: Book
Tutti gli autori / Collaboratori: Agostino Spataro
Più informazioni su:
Numero OCLC: 40934405
Descrizione: 195 p. : ill. ; 24 cm.
Responsabilità: Agostino Spataro.
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venerdì 2 maggio 2014
IOPPOLO GIANCAXIO: IL PRESENTE, IL PASSATO. E IL FUTURO ?
Veduta panoramica di Ioppolo Giancaxio ......
SCHEDA-PAESE
Territorio: 19,10 kmq
Altitudine: 275 m. slm
Popolazione: 1247 abitanti (Istat, 2010)
Municipio Via Kennedy, 5- Tel: 0922 631047 Fax: 0922 631408
Scuole: Scuola materna, via Erice, 14, tel. 0922 631416; Scuola elementare, via Piazza Raffaello,1, tel. O922 631309; Scuola media, via De Gasperi, tel. 0922 631403
Servizi: Centro Sociale e Biblioteca comunale, via De Gasperi, tel. 0922 631083
Guardia Medica, via Erice, 14, tel. 0922 631237
Farmacia, via Kennedy, n. 7, tel. 0922 631004
Ufficio Postale,via Kennedy, tel. 0922 631049
Caserma dei Carabinieri, viale dei Fiori, tel. 0922 631052
Siti web e blog di particolare interesse: Comune:
www.comune.joppologiancaxio.ag.it ............
Informazioni on line dal Mediterraneo: www.infomedi.it
joppologiancaxio.blogspot.com
montefamoso.blogspot.it
http://www.treccani.it/enciclopedia/tag/joppolo-giancaxio
Lapide del trecentenario della fondazione di Ioppolo G. (1696-1996)
IOPPOLO GIANCAXIO IERI
CRONOLOGIA STORICA (sintesi 1692- 1954)
1692: il 9 agosto il re Carlo II concede a Calogero Gabriele Colonna la “licentia populandi” dei feudi di Giancaxio e di Realturco, ribadita con atto “interlocutorio” del vicerè Francesco Paceco;
1693: il 13 gennaio, viene celebrato “l’interlocutorio” con il quale si conferma la concessione al predetto “Calogero Gabriele Colonna”, marchese di Fiumedinisi, barone dello Stato di Cesarò e della Baronia dei feudi di Giancaxio e Realturco, a Lui, ai suoi eredi e successori legittimi e agli estranei la licenza e la facoltà di abitare e popolare nella suddetta baronia e nei feudi di Giancaxio e Realturco fabbricare e abitare nel castello con i suoi fortilizi, mura e porte ed altro…”.
1696: Calogero Gabriele Colonna Cirino, fabbrica nella terra di Iancaxi una “universitas” chiamata Ioppolo, in omaggio della moglie donna Rosalia. Nel censimento del Regno il borgo contava 87 case e 305 abitanti; 1724: matrimonio fra Anna Eleonora Branciforti e Gravina con don Giovanni Antonio Colonna Ioppolo al quale il padre, Calogero Gabriele, assegna titoli e proprietà, fra cui i feudi di Iancaxi e Realturco dello stato di Ioppolo;
1748: Ioppolo conta 616 abitanti; 1798: gli abitanti di Ioppolo sono 1.041;
1806: matrimonio fra donna Girolama Filangeri e Calogero Gabriele Colonna Requesens, donna Girolama assumerà la difficile gestione del patrimonio dei Colonna e in particolare del ricco stato di Ioppolo;
1827: perdita dell’autonomia comunale di Ioppolo e sua aggregazione al municipio di Aragona;
1831: la popolazione di Ioppolo è formata da 762 abitanti;
1835: “l’annuo fruttato” dello Stato di Ioppolo è stimato in onze 3.000;
1839: la produzione annua della zolfara “Cinti”è di 5.184 quintali di zolfo;
1839-1841: costruzione del mulino a vento a Montefamoso;
1848: l’on. Giuseppe Serroy, di Raffadali, presenta al Parlamento della “rivoluzione siciliana”, una proposta di legge per l’autonomia comunale di Ioppolo;
1852: la popolazione di Ioppolo è di 896 abitanti; 1855: epidemia di colera a Ioppolo e nei paesi vicini; 1869: muore il duca Giovanni Antonio Colonna Filangeri cui succede il figlio Calogero Gabriele Colonna, di anni 28; 1870: la borgata di Ioppolo conta 1025 abitanti;
1873: la produzione annua della zolfara “Cinti” è di 2.318 quintali di zolfo;
1874: gli elettori della borgata di Ioppolo chiedono la separazione dal comune di Aragona e l’aggregazione al municipio di Raffadali;
1878: - nasce, il 22 gennaio, Giovanni Antonio Colonna, ultimo duca di Cesarò; 1879: il 21 agosto, muore a Livorno il duca Calogero Gabriele Colonna all’età di 37 anni;
1882: il Consiglio comunale di Aragona approva la gara di appalto dei lavori per la costruzione del cimitero di Ioppolo;
1892: il 3 luglio viene emanato il Regio decreto di separazione della borgata di Ioppolo dal municipio di Aragona e sua aggregazione al municipio di Raffadali:
1900: il reddito annuo delle terre dei Colonna, in territorio di Ioppolo, concesse in affitto e a mezzadria viene stimato L. 12.510; è già operante la “Cassa Colonica” di Ioppolo o “banchina di Cesarò”;
1901: la popolazione di Ioppolo conta 1860 residenti e 207 emigrati; 1916: probabile cessazione dell’attività estrattiva della zolfara “Cinti”;
1921: l’on. Giovanni Antonio Colonna presenta alla Camera una proposta di legge per la ricostituzione dell’autonomia comunale di Ioppolo;
1922: - lavori in corso per il completamento della strada rotabile Ioppolo-bivio S.Agata, iniziata nel 1877; - la popolazione di Ioppolo ammonta a circa 3000 abitanti; - il 26 febbraio, Giovanni Antonio Colonna entra a far parte del governo Facta come ministro delle Poste; - 30 maggio, la Camera approva la proposta di legge per la ricostituzione dell’autonomia comunale di Ioppolo, che sarà chiamato Ioppolo Giancaxio per distinguerlo dall’omonimo Ioppolo di Calabria; - 31 ottobre, Benito Mussolini nomina Giovanni Antonio Colonna ministro delle Poste;
1924: l’on. Giovanni Antonio Colonna si dimette da ministro del governo Mussolini;
1926: - insediamento del cav. Giuseppe Melisenda, primo podestà di Ioppolo Giancaxio;
1927: arresto di una cinquantina di persone accusate del reato di associazione per delinquere;
1932: 60 braccianti ioppolesi rivolgono una lettera-petizione al presidente della Provincia di Agrigento per denunciare le gravi condizioni di miseria e di disoccupazione;
1934: liquidazione forzosa della “Cassa Agraria Sociale Cooperativa” S. Giovanni di Ioppolo;
1940: muore a Roma l’on. Giovanni Antonio Colonna, la salma verrà tumulata nella cappella di famiglia, nel castello di Ioppolo, nel 1941;
1944: fra il dicembre 1944 e il gennaio 1945, si verifica a Ioppolo una sommossa, organizzata da un gruppo di richiamati alle armi, all’insegna della parola d’ordine “Non si parte”;
1946: - lotte per la riforma agraria: i contadini di Ioppolo occupano i latifondi di proprietà dei Colonna ed ottengono dal prefetto il decreto di esproprio e di assegnazione di 180 ettari; contro tali decreti oppone ricorso la contessina Mita Colonna di Cesarò. - 1° dicembre: gravissimo tentato omicidio mafioso ai danni di Giovanni Savarino, segretario della CGIL di Joppolo e vicepresidente della cooperativa dei braccianti assegnatari;
1949: il sacerdote Raimondo Camilleri, ex podestà ff, acquista i 180 ettari di terreni al centro della drammatica contesa fra braccianti ed eredi Colonna;
1953: affidamento dell’incarico per un progetto di costruzione della rete idrica cittadina;
1954: la compagnia americana “Mediterranean Oil Company” inizia la ricerca di petrolio in località Montefamoso conclusasi, negativamente, nel 1955
.
La Rocca e il castello del duca
PETRE IANCASIJ O FORTEZZA DI BUGAMO?
Il nome “Giancaxio” imposto all’attuale abitato accanto a quello di Ioppolo deriva dal nome del feudo omonimo, che conservava a sua volta la denominazione di un più antico casale di epoca medievale.
Come ricorda Maria Serena Rizzo si sa, con certezza, dell’esistenza di un casale “Iancassi” citato in un inventario dei beni di Lamberto Montaperto del 1295 (Archivio di Stato di Palermo). Nel 1355, in un documento dell’Archivio di Stato di Pisa (E. Librino, in “Archivio storico siciliano”) viene ricordato un Castrum Petre Jancasij. Sulla parete meridionale della Rocca è scavata una tomba a forno dell’età del bronzo descritta da A. Prado, (in “Agrigento- Testimonianze antiche”, 1991); lo stesso prof. Prado conserva alcuni reperti di epoche diverse provenienti da varie zone del paese…
Ma l’origine del nome Giancaxio rimane incerta. Nell’attesa di una soluzione comprovata del “mistero”, segnaliamo, fra le tante ipotesi prospettate, anche quella, un po’ fantasiosa, del Raccuglia che, addirittura, immagina un collegamento fra la Petra/casale Iancasij con la fortezza araba di Bugamo (Buagimi), distrutta dai normanni nel 1064, così come la racconta la dott.ssa Rizzo:
“Lo studioso si chiede, infatti, “questo curioso nome di Giancascio, di cui nessuna spiegazione, ne’anco leggendaria, si riesce a trovare, non potrebbe darsi che fosse in origine “Agiam-casr”, cioè a dire il Castello del Persiano che andiamo cercando, e che il vero nome della fortezza distrutta dagli Altavilla si fosse conservato in esso, mentre il vicino feudo si dicesse “Bu-Agiam”, senza sottintendervi la parola villaggio o castello, a significare soltanto “quello che è”, cioè a dire “le possessioni”, la terra del Persiano? Se così è, noi avremmo disciolto l’arruffata matassa: il castello di Bug(i)amo o Buagimi e la sua terra erano dove oggi è Joppolo, a Giancascio, che si chiamava Agiam-casr, il Castello del Persiano, e siccome tutta la contrada ad ovest ne dipendeva, ad essa, e ad essa sola, s’era dato il nome di Bu-‘Agiam, le terre del Persiano, oggi conservato in Buagimi.”
IL PALAZZO DUCALE DI IOPPOLO, NEL 1940.
Il palazzo ducale di Joppolo Giancaxio (comunemente detto “Castello) fu costruito nel 1700 (1735 ?), probabilmente su un più antico fortilizio trecentesco chiara montano:Sarà ampliato e ristrutturato, e merlato, dall’architetto Francesco Paolo Palazzolo nel 1894.
“Il Castello occupa una superficie edificata di circa 2.000 metri quadrati all’interno del Parco…Il pittoresco edificio, ancora in buono stato di conservazione, è così costituito: a piano terreno dalle scuderie, dalla casa del custode, dalla casa dell’amministratore e da un enorme magazzino usato come “monte frumentario”, dove si conserva la portantina dei Duchi; nel cortile si affaccia la Cappella costruita, intorno al 1880, con blocchi di tufo arenario, in puro stile trecentesco chiaramontano; sotto la Cappella è stata ricavata una cripta nella quale sono conservate le spoglie dei duchi di Cesarò; al primo piano si trovano i servizi e tre grandi ambienti; al secondo piano si trovano il Salone della Torre, la Sala da pranzo e le camere da letto e relativi servizi; nelle varie sale si possono ammirare mobili in stile, quadri e arazzi e armi del ‘700 e dell’’800.
La rupe calcarea (“la Rocca del Duca”) ospita i resti di una necropoli dell’età del bronzo e serve come stazione ad uccelli notturni e diurni: civette, cornacchie, corvi, gheppi, gufi, colombi, ecc. Dalla sua sommità si può ammirare un incantevole panorama della campagna circostante e del
mare agrigentino.”
LE CHIESE DI IOPPOLO
L’unica chiesa oggi funzionante a Joppolo Giancaxio è la Matrice, di recente ristrutturata e consolidata, ubicata nello spazio di confluenza fra le vie Roma e Marconi e la Piazza principale. Si ritiene che la Chiesa Matrice sia stata edificata nella seconda metà del 1700 per volontà dei Colonna come si rileva dal seguente documento stilato dal sacerdote Rizzico. “L’unica Chiesa del comune di Joppolo che i Duchi vollero sorgesse attorno fu da loro eretta e divenne sacramentale nel 1793. Eglino vi mantenevano il culto e pagavano ancora 24 onze per Vicario Curato ed onze 24 per Cappellano Sacramentale…”
Si ha ragione di ritenere che a Ioppolo, coeva o forse antecedente alla Matrice, sia esistita un’altra Chiesa detta “del Carmine”, ubicata nel quartiere omonimo, le cui “fondamenta sono ben evidenti e riescono a distinguersi in parte nonostante le abitazioni private che successivamente ne presero il posto” (1) (1) citazioni riprese dal “contributo” di Angelo Cacciatore)
Rudere in via Carmine dove, si ritiene, insisteva la Chiesa omonima
Portone d’ingresso della Cappella del Castello
Una menzione merita anche la Cappella annessa al Castello dei duchi Colonna di Cesarò, costruita sul finire degli anni ’70 dell’800. Papa Leone XIII, nel 1879, concesse il privilegio in favore dei coniugi duca (Francesco, fratello cadetto di Calogero Gabriele Colonna) e duchessa di Reitano che “li autorizzava a tenere nella Cappella oratorio e farvi celebrare messa. Nel vano sottostante la chiesetta venne ricavata una cripta dove, nel 1881, saranno trasferite, dal cimitero palermitano di Santa Maria del Gesù, le salme dei duchi di Cesarò, alle quali si aggiungerà, nel 1941, quella dell’ultimo duca Giovanni Antonio Colonna, morto a Roma nel 1940"
IOPPOLO GIANCAXIO OGGI
Abitazioni a schiera della Cooperativa”Pirandello”e nuovi lotti di Case popolari
Veduta di Ioppolo da nortd-ovest
Parco giochi per l’infanzia
Ioppolo, anni ‘ 40, corteo matrimoniale in via Marconi. (foto proprietà di Filippo Vecchio)
L’arcu di la chiazza picciula
Giovani di Ioppolo, anni ’50 (foto Filippo Vecchio)
Tetti in via Calvario
Uno dei pochi squarci sopravvissuti di case con i tetti di “canala” (terracotta) secondo la secolare tradizione della “architettura contadina”, oggi, purtroppo, quasi del tutto scomparsa. Al centro il "mostro" che li sta distruggendo.
L’EMIGRAZIONE
Per Ioppolo, l’emigrazione è stata un fenomeno a doppia valenza: principale valvola di sfogo della disoccupazione e causa primaria del suo declino. Durante il ‘900, l’emigrazione (verso le Americhe e l’Europa, in particolare verso il Belgio, la Germania e la Francia, e verso il centro-nord dell’Italia) ha dissestato e dissanguato il paese.
Le ondate migratorie più consistenti si sono avute a partire dal secondo dopoguerra, anche a causa della man-cata riforma agraria. Sono partiti prima i braccianti, seguirono gli artigiani, i piccoli e medi proprietari terrieri (“burgisi”) e, infine, gli inoccupati con in tasca un diploma o una laurea. Oggi, i ioppolesi e le loro famiglie sparsi per il mondo costituiscono un aggregato umano superiore a quello residente nel paese. Per la cronaca, anche nel XXI° secolo continua l’emigrazione di giovani ioppolesi per motivi di studio e di lavoro. Molti di questi emigrati, i loro figli e nipoti amano tornare a Ioppolo per trascorrere le ferie estive e condividere con i residenti l’offerta culturale ricreativa proposta dal Comune con la tradizionale “Estate ioppolese”
GALLERIA DI FOTO
L’ESTATE IOPPOLESE 2013
Ferragosto (2013) in piazza.(foto Pietro Sacco)
Fantasie del Teatro di strada (foto di Pietro Sacco)
FESTA DEL MELONE GIALLO, 2013
Festa del Melone giallo (2013), distribuzione in piazza di pietanze a base di melone giallo locale (foto Pietro Sacco)
I DINTORNI
Montefamoso
Il mulino a vento di Montefamoso (foto di Filippo Abissi)
La costruzione del “Mulino a vento” sulla sommità della collina detta “Montefamoso” dovrebbe risalire al periodo 1839-41 sotto l’amministrazione del duca Antonio Giovanni Colonna Filangeri. Forse, non fu fatto uno studio appropriato dei venti e “pel forte vento il mulino- secondo l’Imbordino- non funzionava bene e rimase torre isolata…”
L'illusione del petrolio
La “sonda” della Gulf Oil a Montefamoso, 1954. (foto di Carmelo Vecchio)
“Durante gli anni 1954 e 1955, a Ioppolo si verificò una sorta di “miracolo economico”, un momento magico. Un’euforia generale s’impadronì degli abitanti convinti che a Montefamoso fosse stato scoperto il petrolio dagli americani della “Mediterranean Oil Company” del Deleware…Per l’inaugurazione del cantiere l’intero paese si trasferì a Montefamoso per brindare con i tecnici americani alle loro fantastiche trivelle che erano riuscite a trovare il petrolio, l’oro nero… Un triste giorno, tutto questo finì. Gli americani se ne andavano e stavano smontando, pezzo dopo pezzo, la gigantesca sonda, il simbolo di quella nostra magnifica avventura… In realtà- come si evince dalla relazione tecnica del Corpo regionale delle miniere- l’oro nero non fu trovato, ma solo “rare tracce di metano”. Si spense così l’illusione del petrolio, della quale ci restano un gioioso ricordo e tante vecchie radio, mute, in un angolo polveroso della cantina…” (cit. A.Spataro)
L’Occhio di Macalube
“L’occhio di Macalube” (foto Riserva Naturale)
Al confine fra i territori di Ioppolo e di Aragona, s’incontra una bizzarra collina d’argilla chiamata “Macalube” (dall’arabo “maqlub” ossia caos), divenuta “Riserva naturale orientata” della Regione, gestita da Legambiente. Al centro di questa distesa (circa 4 ettari), punteggiata da una rete di piccoli coni a forma vulcanica che emettono gas ed argille salate, ribolle “l’occhio di Macalube” che i contadini tenevano sotto costante controllo, poiché: quando “l’occhio” brontola potrebbe esplodere la collina, dando luogo a un piccolo cataclisma.
Vulcanelli (foto Riserva naturale)
Come annotò nel suo “La vie errante” Guy de Maupassant il quale, nel 1885, visitò le Macalube, “tutti i coni lasciano scorrere fango caldo, simile a un’orribile suppurazione del suolo; lanciano a volte delle pietre a grande altezza e rumoreggiano stranamente emettendo dei gas. Sembrano brontolare, sporchi, vergognosi, piccoli vulcani bastardi e lebbrosi, ascessi scoppiati…” (cit. A. Spataro, "L'Unità")
Info: Riserva naturale delle Macalube, Aragona, tel. 0922 699210- email: macalube@legambienteriserve.it
La campagna
Le placide colline dei campi di grano (foto a.s.)
L’acqua Fin dall’antichità, nel territorio di Ioppolo si è avuta una relativa disponibilità di risorse idriche. Oltre ai due corsi d’acqua (fiumi Ipsas e Drago-Akragas) che delimitano i suoi confini, intorno e dentro l’abitato insistono diverse sorgenti che alimentano un sistema di pozzi pubblici (della “Funtanazza”, di “Canali”, ecc) utilizzati per gli usi umani (fino all’arrivo dell’acqua del Voltano) e animali e per l’irrigazione degli orti circostanti il paese. Nelle campagne vi erano (alcuni sono ancora attivi) molti pozzi privati. Di particolare interesse alcuni, ancora visibili in contrada Realturco che - si presume- servissero a rifornire di acqua l’antico
casale (Rahalturc) fondato dagli arabi.
Pozzi a cupola in contrada “Serrovi” (foto F. A. Vecchio)
Anni ‘ 50 – Lillo Abissi, l’acquaiolo (foto Carmelo Vecchio)
Abbeveratoio comunale del “Vutanu”, anni ’50. (foto di Carmelo Vecchio)
IOPPOLO GIANCAXIO, DOMANI
Come si può osservare dalle statistiche demografiche di "Tuttitalia", la polazione di Ioppolo continua a ridursi: meno 11,9% nel 2001, meno 5,9% nel 2011. La tendenza è in linea con quelle registrate in altri comuni dell' interno della provincia di Agrigento e della Sicilia.
Tuttavia, pone un serio problema di sopravvivenza che andrebbe affrontato con un' impegno e con misure eccezionali, se vogliamo assicurare un "Domani" al nostro Comune. Infatti, dall'andamento demografico di Ioppolo (1871- 2011) si rilevano alcune tendenze molto chiare e preoccupanti:
dopo 140 anni, la popolazione censita (1.210 unità) è tornata a essere uguale a quella del 1871 che era di 1.209;
dal 1951 al 2011 (60 anni) siamo passati da 2.439 a 1210 abitanti ossia una perdita secca della metà della popolazione;
dal 1991 al 2011 (ultimi tre censimenti, 20 anni)siamo passati da 1.460 a 1250 abitanti.
(In “TUTTITALIA” • Joppolo Giancaxio/ Statistiche Demografiche Censimenti popolazione Joppolo Giancaxio 1861-2011 Andamento demografico storico dei censimenti della popolazione di Joppolo Giancaxio dal 1861 al 2011. Variazioni percentuali della popolazione, grafici e statistiche su dati ISTAT)
Ioppolo Giancaxio, bibliografia essenziale
- Pietro Imbordino: “Cenno storico di Ioppolo”, 1904
- Francesco Maratta: “La terra del duca muore”, 1967 (con prefazione di Leonardo Sciascia) -Francesca Bonomo : “Ioppolo Giancaxio dal dopoguerra ai nostri giorni” (tesi di laurea, relatore prof. Francesco Renda, Università di Palermo,1985)
- Autori vari: “Voci della memoria - Poeti popolari joppolesi”, (a cura di Mimmo Galletto), Comune di Joppolo Giancaxio, Edizioni del Tricentenario, 1996.
- Agostino Spataro: “Ioppolo Giancaxio: fra storia e memoria”, Comune di Ioppolo Giancaxio, Edizioni del Tricentenario, 1996, da cui sono state tratte gran parte delle descrizioni di questo sito.
Avvertenza
I libri “Cenno storico di Ioppolo”, “La terra del Duca muore” e “Ioppolo Giancaxio: fra storia e memoria”, possono essere richiesti alla Biblioteca comunale di Ioppolo. Per chi vive lontano, segnaliamo che il libro “Ioppolo Giancaxio: fra storia e memoria” si trova anche presso diverse biblioteche nazionali e straniere, fra le quali: le Biblioteche Centrali Nazionali di Roma e di Firenze; la Biblioteca della Camera dei Deputati, Roma; la Biblioteca centrale della Regione siciliana, Palermo; la Biblioteca della Società napoletana di storia patria, Napoli; Library of Congress, Washington D.C.; Library Yale University (Usa); Bibliotheque Nationale de France, Paris.
(Testi e impostazione di Agostino Spataro. In caso di utilizzazione si prega di citare la fonte.)
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